Por Fundación Ricardo Rojas.

Un día para que todos los habitantes del suelo argentino celebremos juntos. Esta Fiesta se vincula con mártires. Los mártires construyen la fe y la confianza. En el caso que motiva esta reflexión, en la Argentina, en su futuro y en nuestra democracia.
La libertad es un incentivo muy grande para los que no huyen al martirio. El mártir es un ser ejemplarmente libre frente al poder y al mundo que atrae con su materialismo, que no comprende, porque no puede ver el rostro humano de las conquistas democráticas.
La Fiesta del Trabajo en toda la Nación fue establecida por el Presidente Hipólito Yrigoyen el 28 de abril de 1930. El golpe de Estado en la Argentina del 6 de septiembre de 1930 derrocó al Presidente constitucional Yrigoyen, al Congreso Nacional y a doce de los catorce gobiernos provinciales (no fueron derrocados los gobiernos de San Luis y Entre Ríos), dando inicio al periodo conocido como «Década Infame» (1930-1943). Desde entonces dejó de celebrarse este día durante varios años.
El 3 de julio de 1933 fue una jornada de duelo y reflexión. Moría Yrigoyen, con una salud minada por los traslados de una prisión a un buque, a otra prisión, a otro buque, a otro presidio. Ese duelo fue una semilla que crecía en muchos argentinos. El 1° de mayo de 1934 volvía a celebrarse la Fiesta del Trabajo en todo el territorio nacional.
En algunas provincias, se mostraban banderas y carteles y se pronunciaban discursos que agradecían a Yrigoyen por su política en defensa de los Derechos de los Trabajadores.
¡Qué pasó antes y qué pasó después de Yrigoyen con los trabajadores? Hay una respuesta interesante por su sinceridad en el libro "El hombre que está solo y espera", escrito por Raúl Scalabrini Ortiz, que expresa la situación de orfandad del hombre común, el "hombre de Corrientes y Esmeralda".
En cada cumpleaños recordamos a nuestra madre, a nuestro padre, en esta Fiesta es justo recordar a Yrigoyen, un hombre de quien no se sabe lo suficiente, que inspiró a presidentes como Arturo Illía y Raúl Alfonsín, y a escritores como Raúl Scalabrini Ortiz, Félix Luna y David Viñas.
Con su inspiración, celebremos juntos el trabajo que constituye la ocupación más digna del varón y la mujer, que los ubica en el centro de la sociedad, y en muchos casos los transforma en héroes sin monumentos que viven en nuestro corazón.
Por eso, para los argentinos, el 1° de mayo es un llamado a la esperanza, cuya sustancia es la fe.