El producto se repartirá en comunidades de bajos recursos de CDMX y el Estado de México
Una ingeniera mexicana creó una esponja para el lavado de manos en seco, un recurso que resultará valioso para las personas que viven en comunidades rurales y que simplemente no cuentan con el servicio de agua potable. El invento les permitirá apegarse más a una de las principales medidas sanitarias para evitar los contagios del COVID-19: el lavado de manos.
Liliana Ortega Velasco, egresada de Ingeniería Química del Tecnológico Nacional de México (TecNM), campus en Toluca, es la mujer que diseñó este producto cuya elaboración tomó dos semanas.
Según explicó la ingeniera mexicana, este producto ya existe con tecnología de última generación, pero un paquete de apenas cuatro esponjas puede costar alrededor de 1.000 pesos, lo que lo hace inaccesible para las personas que viven en zonas de bajos recursos. Por esa razón decidió emprender este proyecto, que está totalmente encausado a ayudar a personas de dicho sector, en el que creó una versión más económica de ese artículo.
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(Foto: Cuartoscuro)
Dicha presentación, según explicó en un comunicado la Secretaría de Educación Pública (SEP), consiste en una esponja de tela de 2 x 2 centímetros, a la que se debe de colocar una cantidad mínima de agua (lo equivalente a una tapita); al ser frotada generará espuma y después basta con retirar los residuos con una servilleta o un trapo seco.
La esponja puede ser usada tanto para lavar las manos como para bañar a los bebés.
La distribución de este artículo –que se produce con fondos de la Asociación Mexicana de Transformación Rural y Urbana A.C. (Amextra)– se llevará a cabo a mediados de este mismo mes. La repartición se empezará en tres localidades de escasos recursos del Estado de México y de la Ciudad de México.
Así mismo, la SEP detalló que hasta ahora se prepara una producción de 63 mil esponjas, con las que se prevé beneficiar a 700 personas: 420 niños y 280 adultos.
El proyecto fue desarrollado durante 2 semanas y ya cuenta con la técnica mecanizada de producción lista para iniciar con el proceso de manufactura. No obstante, las autoridades señalaron que si aumenta la demanda del producto, se requerirá de la participación de voluntarios para llevar a cabo su elaboración.
La escasez de agua en zonas marginadas
Precisamente, en plena Fase 3 de la pandemia por el COVID-19 en México, la falta de agua potable que padecen 10.5 millones de familias a diario en el país representa uno de los principales problemas, incluso en materia de derechos humanos, ya que no se les garantiza a este sector los elementos esenciales para seguir las medidas establecidas ante la emergencia sanitaria.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México una de cada tres casas no recibe agua todos los días; el 25% de la población (8,411,920 personas) la obtiene cada tercer día, una o dos ves por semana o de vez en cuando, mientras que el 7% (2,085,208 personas) simplemente no cuentan con este recurso y deben conseguirlo en otras viviendas, en llaves públicas, pozos, ríos, lagos o mediante pipas.
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Por ejemplo, en la Ciudad de México, al menos un millón de habitantes no cuentan con agua, de acuerdo con diversos estudios publicados. Además, la situación se acentúa en la alcaldía Iztapalapa, donde se estima que al menos 400,000 habitantes han sufrido durante años por el desabasto.
Desde el inicio de la pandemia, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) externó su preocupación y reconoció que el simple acto de lavarse las manos con agua y jabón es algo complejo para las personas socioeconómicamente más vulnerables e incluso las puede llegar a insertar en un círculo vicioso.
“El acceso limitado las hace más propensas a infectarse, lo que da lugar a enfermedades y medidas de aislamiento. Esto dificulta que las personas sin seguridad social sigan saliendo a ganarse la vida y su vulnerabilidad aumenta”, explicaron expertos del organismo internacional, quienes también pidieron a los gobiernos que se implementen las medidas necesarias “para romper este ciclo”.