Las cifras son las más bajas desde que comenzó la medición en 1860. Los barrios de Parque Avellaneda, Liniers y Mataderos fueron los más afectados por este drama de la salud pública. El análisis de los datos.
En 2021, fallecieron 113 niños durante su primer año de vida en la Ciudad de Buenos Aires. Es el número más bajo de mortalidad infantil desde que comenzó este registro en 1860, de acuerdo a la Dirección General de Estadísticas y Censos de Capital Federal.
La tasa se ubicó en 4,4 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos en 2021. En este período, se registraron 113 defunciones, 10 menos que las relevadas en 2020, cuando hubo 123, según el indicador.
Específicamente, los barrios porteños de Parque Avellaneda, Liniers y Mataderos -que comprenden a la Comuna 9- fueron los más afectados por este drama de la salud pública: murieron 7,8 de cada 1.000 nacidos vivos. En contrapartida, Villa General Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita -pertenecientes a la Comuna 11- tuvieron los números más bajos, con 0,8 fallecimientos cada 1.000 nacimientos.
Desde el Gobierno porteño celebraron que los últimos números están muy por debajo de los de 2019 -cuando murieron 7,1 cada 1.000 nacidos vivos en la Ciudad- y remarcaron que hay una relación lineal con los bebés que nacen con bajo peso.
¿Por qué? “Porque cuando un niño nace con más de 2 kilos, la chance de sobrevivir es altísima. Si pesa menos de 1 kilo, es un embarazo riesgoso. El peso antes de nacer es un marcador significativo”, precisaron.

Y sumaron: “Lo que más predice el peso de un niño al nacer es la semana de parto. En ese sentido, hay una frecuencia alta de mortalidad en la semana 24 y media del embarazo”.
Bajo estos preceptos, las autoridades afirmaron que hay “una política integral encabezada por los Ministerios de Salud y de Desarrollo Humano que lleva casi 15 años, ya que el indicador de mortalidad infantil es amplio y responde a políticas de largo plazo que tienen que ver no solo con marcadores de salud, sino también con aspectos socioeconómicos y culturales”.
Causas del descenso en la mortalidad infantil
La baja de la mortalidad infantil en la capital del país responde a seis factores que están interrelacionados. En primer lugar, aparece la intención de evitar embarazos de alto riesgo en embarazos no deseados, como por ejemplo los embarazos adolescentes. Para estos casos, la Educación Sexual Integral (ESI) y el acceso a métodos anticonceptivos de larga duración son fundamentales.
El seguimiento y la detección precoz de embarazos de alto riesgo es otra de las iniciativas que influye. “Dispusimos de 321 equipos de salud en los barrios para detectar estos casos e historia clínica electrónica para seguirlos”, informaron desde el Gobierno de la Ciudad.
La tercera causa está relacionada con la derivación de cada embarazo al centro de salud correspondiente de acuerdo a las condiciones de salud de la madre y del niño por nacer. “Por ejemplo, los de alto riesgo se trabajan en neonatología porque son de alta complejidad. Existe una estrecha relación entre la mortalidad infantil y la calidad del sector de neonatología”, detallaron.

El cuarto factor que explica esta dinámica es el proceso clínico de cuidado, para lo cual es esencial “la calidad y la cantidad de médicos y enfermeros”, dijeron las autoridades.
El quinto es el seguimiento del niño en el primer año de vida, con al menos siete consultas pediátricas anuales, que son las sugeridas, apuntando especialmente al período neonatal del bebé, que abarca las primeras cuatro semanas de existencia.
Finalmente, la sexta causa de estas cifras es el aporte del área de Desarrollo Humano y Hábitat, de acuerdo a lo informado. ¿De qué se trata? “De un acompañamiento a las mujeres vulnerables, por ejemplo, a través del programa Red Primeros Meses, que brinda un ingreso adicional a las madres que lo necesitan en el primer año de vida del bebé”.