El ministro de Relaciones Exteriores español consideró "inaceptables" y un "ataque frontal" al país ibérico los dichos del libertario en el acto de este domingo en Vox. "No tiene precedentes en la historia de las relaciones internacionales", cuestionó.

En su tercer y último día en España, el presidente Javier Milei volvió a descargar su rechazo hacia el socialismo y el presidente Pedro Sánchez, a cuya esposa señaló como “corrupta” este domingo en la cumbre del espacio liberal Vox.
Sus dichos provocaron una respuesta inmediata por parte del Gobierno de España, quien convocó a su embajadora en Buenos Aires y exige unas disculpas del mandatario libertario.
“Es inaceptable que un presidente en ejercicio y en visita a España insulte a España y al Presidente”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel Albares. El canciller de Pedro Sánchez consideró "gravísimas" las palabras de Milei. “Un ataque frontal a nuestra democracia, a nuestras instituciones y a España”, las consideró.

"Sobrepasan cualquier tipo de diferencia política e ideológica", señaló Albares en una declaración institucional en la que no se le pudieron hacer preguntas. Lo calificó "un hecho que rompe con todos los usos diplomáticos y las más elementales reglas de la convivencia entre países".
Horas antes, desde el escenario del acto de Vox que lo llevó a Madrid, Milei había dicho: “Las elites globales no se dan cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser implementar las ideas del socialismo, porque lo tienen demasiado lejos”.
“No saben qué tipo de sociedad y país pueden producir y qué calaña de gente atornillada al poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar, aun cuando tenga la mujer corrupta, ensucia y se tome cinco días para pensarlo”, agregó.

Las opiniones de Milei, que levantaron una ola de aplausos entre las gradas, aludieron de este modo al jefe del gobierno Pedro Sánchez, además secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), quien hace unas semanas envió una carta a la ciudadanía anunciando que tomaba distancia de su agenda pública y que necesitaba unos días para reflexionar si renunciaba o seguía al frente de La Moncloa.
Sánchez responsabilizó a la derecha del Partido Popular y de Vox, los partidos opositores, de activar “la máquina del fango” para ensuciarlo. Y le resultó intolerable la investigación que un juzgado de Madrid inició contra su esposa, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias.
Pero las declaraciones del presidente argentino de este domingo en el Palacio de Vistalegre, en el barrio de Carabanchel donde Vox celebró su festival Viva 24, generaron una inmediata respuesta del gobierno español.
“No tienen precedentes en la historia de las relaciones internacionales y aún menos en la historia entre relaciones de dos naciones unidas por fuertes lazos de hermandad”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores.