Se trata de 41 hectáreas del organismo en Salta que ya en 2024 habían formado parte de un entendimiento con el gobierno provincial para urbanización, pero ahora se habla de “disponer, enajenar y/o transferir” sin precisiones, según alertaron.

La decisión del Gobierno de autorizar hoy a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) a “disponer, enajenar y/o transferir”, entre otros terrenos, 41 hectáreas que tiene el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la estación experimental de Cerrillos, Salta, generó preocupación entre los trabajadores del organismo del lugar, según pudo saber LA NACION, además de dudas sobre el proceso. El predio fue incluido en el decreto 765/2025 de Javier Milei que desafectó otros terrenos cuyo fin sería, interpretaron, para recaudar fondos, reducir gastos de mantenimiento y achicar la estructura del Estado.
En agosto pasado, a través de un “permiso de uso precario y gratuito con compromiso de compra” se había llegado a un entendimiento por el mencionado lugar entre el gobernador Gustavo Sáenz y el presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), Nicolás Alberto Pakgojz. El destino indicado era el Instituto Provincial de Vivienda (IPV) para desarrollar proyectos de urbanización orientados a paliar el déficit habitacional.
Sin embargo, con el decreto 765/2025, dijeron a este medio puertas adentro del INTA salteño, las dudas volvieron a estar sobre la mesa porque se habla de “disponer, enajenar o transferir”. LA NACION intentó tener la versión de las autoridades provinciales y nacionales sobre qué va a pasar con las tierras, pero no hubo respuesta a los pedidos.

Vale recordar que el primer avance sobre el lugar se había realizado sin el aval del Consejo Directivo del INTA, que luego con el correr del tiempo manifestó su “no objeción” a la iniciativa y firmó actas avalando la decisión. Sus miembros acordaron que no se opondrían a la cesión de la fracción ubicada sobre la ruta nacional 68 y la Circunvalación Sureste, en Cerrillos, bajo ciertas condiciones: que el gobierno provincial mantuviera el compromiso de contribuir con las necesidades del organismo y que, en caso de concretarse la compra, el INTA recibiera su participación económica correspondiente.

Más allá del decreto de hoy, el avance sobre esta propiedad se da mediante la normativa vigente de los decretos 636/2024 y 1382/2012, que facultan a la AABE a otorgar permisos, transferir o enajenar inmuebles del Estado sin requerir la conformidad del organismo que los ocupa, siempre que el uso original no se vea afectado.
En la estación experimental, quienes fueron designados como “custodios de las tierras”, hay malestar. Según contaron a LA NACION, el equipo de técnicos, como lo ha hecho en los últimos años, lo ha venido usando: en la última campaña fue para una parcela de soja.
“Entendíamos que seguíamos en custodio de las tierras”, comentaron fuentes de la experimental, quienes se sorprendieron con la publicación del último decreto, sobre todo por la poca claridad. En el decreto anterior, señalaron, se había omitido aclarar cómo se haría el traspaso. Además, la misma fuente observó que para “enajenar” se debió haber hecho una tasación que no se realizó.
“Nos desafectan la propiedad y nos dejan como custodios. Las estuvimos usando, son tierras ubicadas sobre una autopista muy importante, y las estamos sembrando para mantenerlas ocupadas”, explicaron. El equipo de la experimental entendía que seguía bajo esa figura, aunque sin poder de decisión. “Hoy nos enteramos de que se hizo la transferencia. La resolución habla de disponer, enajenar o transferir, por lo tanto, puede ser cualquier cosa”, puntualizaron bajo reserva de identidad.

Actualmente, la estación de Cerrillos administra 1105 hectáreas, de las cuales las 41 afectadas representan “una fracción muy importante”.
“No tenemos más información al respecto”, señalaron puertas adentro del INTA salteño. El predio tiene múltiples usos: producción agrícola, ensayos experimentales, actividades de investigación, zonas de recreación y bosque nativo, e incluso infraestructura histórica.
“Tenemos un casco muy importante que fue un edificio de los jesuitas y donde se firmó el Pacto de Cerrillos. Además, el campo brinda un servicio ecosistémico de regulación hídrica: controlamos el escurrimiento de agua de lluvia del Valle de Lerma para evitar inundaciones. La presión urbana sobre el campo es muy fuerte, pero este espacio cumple una función ambiental”, explicó.
Según los técnicos del organismo, las obras ejecutadas redujeron considerablemente las inundaciones sobre la población aledaña, aunque advierten que quedaron proyectos inconclusos por falta de presupuesto. “Tenemos de un lado estas 41 hectáreas y del otro el resto del campo productivo”, explicaron. Detallaron que el Gobierno las enajene ahora puede significar una amenaza sobre las hectáreas que quedan del otro lado de la circunvalación: “Es un antecedente que no nos agrada y nos da un poco de miedo”.

Para la experimental y el INTA, la transferencia de estas tierras “implica una pérdida”, y no solo productiva. “Es también una pérdida en generación de conocimiento: los ensayos de campo que surgen de la estación se llevan a práctica para probar avances tecnológicos a mayor escala. No se trata solo de tierra cultivable, sino de un espacio de experimentación, transferencia y vinculación con la comunidad”, precisó.
Fuente La Nación















