En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas
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Una mujer está absorta en la lectura de una carta que acaba de recibir. Sostiene la hoja en ángulo, no solo porque puede necesitar más luz para leerla, sino también porque parece que pretende ocultar el contenido a su doncella. Según la descripción del contenido de esta pintura que hace el museo que lo tiene en su colección permanente, su sirvienta ya sabe de qué trata la carta. Ella abre la cortina que protege una pintura de un barco que navega en aguas agitadas, una referencia al símil entonces común de que el amor es como un mar embravecido.
El autor de nuestra belleza del día es Gabriël Metsu (1629-1667), quien originalmente tenía la intención de que la ropa con adornos de piel de la dama fuera roja, pero la pintó de amarillo en una etapa posterior (la pintura roja aún se puede ver a simple vista). Hizo el cambio sabiendo que las chaquetas amarillas eran una de las marcas comerciales de Vermeer. Metsu pintó el terciopelo amarillo con una técnica plana y esquemática que es diferente a todas las demás áreas de la pintura, pero que recuerda a la pincelada de Vermeer de mediados de la década de 1660. La doncella tiene en la mano otra carta dirigida al Sr. / Metsu / tot Amst [erdam]. Aunque la carta no forma parte de la escena, constituye la forma humorística de Metsu de firmar su trabajo.
Mujer leyendo una carta es un óleo sobre lienzo, que mide 52,5 cm de alto y 40,2 cm de ancho. Fue pintado por el artista holandés Gabriël Metsu hacia 1662-65 y se encuentra en la National Gallery de Dublin, Irlanda.
Una curiosidad: el cuadro fue pintado en pendant (en pareja) con otra pintura que también se conserva en el museo irlandés. Se trata de Hombre escribiendo una carta. Viendoambos cuadros juntos, las escenas dan a entender que la carta que ella lee es la que antes le ha escrito su esposo, quien se encuentra de viaje. En este sentido, el cuadro que se ve detrás de la cortina verde que la sirvienta descorre, puede dar la clave: él se encontraría lejos, tras un viaje por mar, que siempre es azaroso. El armiño en el cuello de la dama y mujer que hace las tareas domésticas dan a entender que la lectora es una mujer pudiente Entre ambas mujeres aparece un perro, animal que siempre ha sido considerado ejemplo de fidelidad, que puede ser la intención moralizante de la obra. Según algunas interpretaciones, el zapato en el suelo podría ser un rastro/símbolo de lujuria.«Hombre escribiendo una carta», de Metsu, también está en la National Gallery de Dublin
Aunque comenzó su carrera como pintor de temas religiosos, Metsu se convirtió en uno de los especialistas más consumados en representaciones de la vida cotidiana de su tiempo. Su obra muestra una gran variedad de géneros, ya que fácilmente adoptó temas y estilos de otros artistas y los transformó en nuevas composiciones.
Mujer leyendo una carta y Hombre escribiendo una carta son sus obras más famosas y pertenecen a las mejores pinturas de género holandesas producidas en el siglo XVII. Ambas imágenes revelan la influencia de Johannes Vermeer, cuyo trabajo Metsu pudo haber conocido a través de una visita al taller de Vermeer en Delft o, más probablemente, al verlos en la casa de Pieter Claesz van Ruyven, un coleccionista local que probablemente poseía hasta 20 pinturas del gran Vermeer. El tema de la escritura de cartas gozó de gran popularidad entre los pintores de género holandeses de las décadas de 1650 a 1960. En esta pintura, el hombre está escribiendo una carta, presumiblemente para la dama representada en la pintura que la acompaña. El elegante traje negro del hombre y la alfombra persa sobre la mesa sugieren que es un hombre acaudalado. El globo terráqueo detrás de la ventana subraya su erudición.
Según puede leerse en la página del Museo Thyssen Bornemisza, Gabriel Metsu nació en Leiden unos meses antes de la muerte de su padre, el pintor de origen flamenco Jacques Metsu. El biógrafo holandés Houbraken sostiene que se formó en su ciudad natal, en el taller de Gerrit Dou. Fue uno de los miembros fundadores del gremio de pintores de su ciudad natal, en el que se registró en 1648. Según los documentos del gremio, Metsu se ausentó de Leiden entre 1650 y 1652, periodo en el que probablemente trabajó en Utrecht. En 1657 se estableció permanentemente en Amsterdam y al año siguiente contrajo matrimonio con Isabella de Wolff, emparentada con la familia de pintores Grebber.
La cronología de la obra de Metsu es difícil de establecer, ya que la mayoría de las aproximadamente ciento cincuenta pinturas que tiene atribuidas están sin datar. En una primera etapa, que abarca los años que pasó en Leiden y Utrecht, ejecutó composiciones de gran formato de carácter narrativo y escenas de herrerías, motivo muy popular entre los pintores de Utrecht. Estas obras iniciales acusan los influjos de los pintores Nicolaus Knüpfer y Jan Baptist Weenix. Tras regresar a Leiden en 1652, comenzó a pintar escenas de interiores en las que, al igual que Dou, utilizaba una ventana y una vela como principal fuente de luz.
Una segunda etapa en su producción se establece a partir de 1657, cuando se traslada a Amsterdam. Los interiores domésticos se convirtieron en su tema más recurrente, aunque también pintó retratos, naturalezas muertas y piezas de caza. Su técnica se volvió más refinada y los detalles, en especial la representación de distintos materiales en las ropas, adquirieron más importancia. La paleta de colores fríos y el estilo de sus obras maduras revelan influencias de Johannes Vermeer, el gran maestro de Delft, como muestran las obras que vemos en esta nota.
A pesar de que Metsu nunca perdió su individualidad, su estilo fue capaz de asimilar los motivos y las soluciones de los grandes maestros del género como Gerrit Dou, Gerard ter Borch, Pieter de Hooch, Nicolaes Maes, Jan Steen y el citado Vermeer. Su único discípulo conocido fue el pintor de retratos y escenas de género Michiel van Musscher.