Los principales candidatos opositores, como así también integrantes del oficialismo, visitaron la megamuestra y buscaron acercarse al campo. Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich fueron las figuras principales.

El paso de políticos de todos los colores por Expoagro fue un fenómeno que marcó el arranque de la campaña electoral. En este contexto de fuerte sequía, que está dejando a muchos productores quebrados y obligándolos a revisar sus negocios, se polariza más la grieta entre las posiciones intervencionistas con los que trabajan e invierten a riesgo privado.
El ministro del Interior, Wado de Pedro, tuvo protagonismo en el corte de cintas que inauguró la exposición y en la cena institucional, donde habló “como productor” y afirmó que “el desafío por delante es volver a unir al peronismo con el campo porque “es la fuerza política que promueve el modelo productivo”.
Más allá de que esas frases sonaron polémicas en oídos chacareros, pueden leerse como eventual autocrítica. De Pedro está estrechamente vinculado a Cristina Kirchner, la funcionaria considerada en el agro como la máxima responsable de la presión fiscal (y otras medidas), que provocó la desaparición de miles de pequeños productores, que no pudieron soportar los impuestos, las restricciones y el cambio de reglas de juego constantes para el sector.
Además de oficialistas, también estuvieron en Expoagro, especialmente, los presidenciales de Juntos por el Cambio (JxC): Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich fueron las figuras principales, seguidos por otros candidatos como Facundo Manes, quienes recibieron preguntas sobre lo que harán con las retenciones y la brecha cambiaria en caso de gobernar el país a partir de diciembre.
El telón de fondo es que, de cara a las próximas elecciones, nadie “de peso político” quiere llegar enfrentado al campo. Parece haber menos margen de acción para petardistas sin filtro, porque sus vociferaciones contra la “oligarquía concentrada” se evaporan apenas salen al cruce productores de seis hectáreas, que piden que los dejen trabaja.
El telón de fondo es que, de cara a las próximas elecciones, nadie “de peso político” quiere llegar enfrentado al campo.
Es el caso de Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina, que en la última manifestación el 28 de febrero, en Villa Constitución, le puso un plazo al Gobierno: este lunes 13 deben surgir soluciones. En ese sentido, productores autoconvocados tomaron la fecha como referencia y desde la 8 de la mañana se manifestarán en Guerrico, norte bonaerense, en el cruce de la ruta 188 con el camino a La Violeta.
Será también una forma de recordar el 15° aniversario de la protesta contra la Resolución 125, que el 11 de marzo de 2008 instauró las retenciones móviles: en el caso de la soja, implicaba elevar los derechos de importación del 35% a niveles cercanos al 50%, según fluyera la cotización internacional. Esa “guerra” duró cuatro meses y terminó con una de las derrotas más resonantes del kirchnerismo.
Sin embargo, los problemas del campo siguen vigentes. Y las mejoras “diplomáticas” no han despejado los desencuentros. El intendente de San Nicolás, Manuel Passaglia, de 35 años, planteó el escepticismo sobre los elogios al campo desde la política. Recordó haber escuchado “infinidad de veces que la agroindustria es el motor de la Argentina…”. “Y en simultáneo también vi cómo el campo ha sido hostigado por un Estado más preocupado por exprimirlo que por explotar su potencial”, comentó.
Con todo, el jefe comunal anfitrión de la Expo, que viene del peronismo y ahora milita en Juntos, no tiene dudas de que “el campo sigue siendo la esperanza de sustento a la que nos agarramos los argentinos para creer en una solución a los problemas más complejos”.
Vale tener en cuenta que en casi todos los países del mundo, empezando por Europa, pero también en los Estados Unidos, los ruralistas son subsidiados. Y los vecinos de América Latina, han crecido económica y socialmente de la mano de políticas de estímulo a las exportaciones agroindustriales. La Argentina es un “caso raro, no se entiende por qué se pega tiros en los pies”, diría el ex presidente uruguayo José Mujica.