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Desde los 20 años, Silvia Beatriz Franco (49) trabaja como enfermera en el Hospital Italiano y, hace 14años, se desempeña en la Unidad de Terapia Intensiva. Llegó muy joven desde su Jujuy natal y en los primeros años en la Ciudad, veía a sus dos primas que trabajaban como enfermeras en el Hospital Británico, aunque nunca imaginó que esa sería su verdadera vocación.
Hoy, sus 30 años de experiencia en enfermería la encuentran batallando en la primera línea contra el COVID-19 y con cepas aún más mortales que las de 2020. Sin embargo, y a pesar de que ya se contagió junto a su familia, no baja los brazos ni por un segundo y está dispuesta a darle una dura batalla a esta pandemia.
En cada jornada laboral, Silvia se topa cara a cara con la muerte pero, frente a sus pacientes, pone su mejor sonrisa y les habla con su voz dulce, para llevarles tranquilidad y confianza.
En el Hospital Italiano, la Unidad de Terapia Intensiva es abierta, así que los familiares pueden ingresar a visitar y acompañar a los pacientes durante una o dos veces al día, luego de que los enfermeros los ayuden a colocarse el equipo de protección, que es tan completo como el que utilizan ellos mismos para no contagiarse. Se implementan todos los cuidados de seguridad y se les explica el modo en que pueden desenvolverse. A pesar de ello, algunos parientes prefieren no entrar por temor a enfermarse, pero la mayoría lo hace para poder acompañarlos, aunque el paciente esté entubado.
“Les digo siempre que, aunque la persona esté dormida, el oído nunca se pierde. Los acarician, les llevan una medallita, les dejan una cadenita o una foto del nieto.Se pueden acercar al paciente porque tienen exactamente el mismo equipo que nosotros. El familiar se va más tranquilo porque, además de haberlo visto, puede ver cómo lo cuidamos y cómo se maneja la terapia intensiva. Cuando los pacientes están muy inestables, se los invita a pasar por si quieren despedirse, a diferencia de lo que pasaba el año pasado -donde las visitas estaban totalmente prohibidas- una situación que produjo muchas crisis emocionales”
Los enfermeros están al lado del paciente en todo momento, desde que ingresan al hospital hasta que se van, pero su rol es clave cuando el cuadro empieza a empeorar y el médico le avisa que va a ser entubado. En ese momento, el desempeño de los enfermeros es trascendental: son sus únicos acompañantes, les hablan amorosamente, los tranquilizan y llaman a sus familiares.
“Nuestra función es contenerlos. Los hacemos hablar por teléfono o por videollamada, antes de que los entuben. A veces, les ofrecemos hablar más de una vez con ese mismo pariente, para que se queden tranquilos. Les aclaramos todas las dudas, les decimos que lloren si sienten la necesidad de hacerlo, nos ponemos a rezar con ellos, les ponemos el rosario en la cama o la cadenita que ellos quieren... Les ofrecemos todo lo que está a nuestro alcance para que sientan tranquilidad y tengan la confianza de que van a salir. Hay mucha gente que está pensando en la familia y no en ellos mismos, porque piensan en los hijos, en los maridos, en las esposas, en los nietos... Por eso, siempre los llamamos juntos por teléfono antes de que sean entubados. Los enfermeros estamos todo el tiempo con el paciente, hasta que llega el médico y nos toca asistirlo, junto con el equipo de kinesiólogos”, explicó Silvia.
“A un señor que lo estaban por entubar, le pregunté si quería que le pusiera un tango mientras se dormía para el procedimiento y me respondió: ¡Sí, ponéme a Gardel.. Y también ponélo cuando me despierten!”. Una mujer me pidió que no le saque su rosario, porque había pertenecido a su madre fallecida. Antes de entubarlos, siempre les digo que afuera están todos esperándolos, que los vamos a poner a descansar un ratito y que pronto van a estar bien. Siempre hay que ser optimista y pensar positivo. Podés tener una montaña de problemas pero, cuando llegás al hospital, ponés tu mejor sonrisa. Nosotros sabemos que nadie está exento de estar en esa cama y todos queremos que nos traten de la mejor manera posible. Mi papá podría estar allí y yo quisiera que le tocara una enfermera cariñosa, amable y que le acaricie las manos. A los profesionales que recién empiezan siempre les digo: nosotros no trabajamos con máquinas, trabajamos con seres humanos, que tienen sentimientos y una familia detrás… que los está esperando”, indicó.
Como enfermera, también se involucra en el bienestar de sus pacientes y muchas veces le tocó acompañar a personas que estaban internadas y que no sabían que habían perdido a un familiar.
“Un chico lloraba porque su madre también se había contagiado de COVID-19 y estaba internada en otro sector del Hospital. Me hablaba de su mamá, me preguntaba por ella… pero la mujer había fallecido. El chico estaba tratando de recuperarse de un cuadro severo y la familia no quería que se enterara, porque iba a ser un golpe muy grande y tenían miedo que desmejorara. Eso fue durísimo”, afirmó.
Para poder recuperarse, algunos pacientes pasan muchos días en Terapia Intensiva, donde la mayoría son colocados en posición decúbito prono (boca abajo) para que los pulmones se expandan mejor. Sin embargo y a pesar de que algunos se encuentran adormecidos, los enfermeros se acercan, les toman la mano, les muestran las fotos de sus familiares, les hacen videollamadas con sus afectos y les hablan con voz suave para tranquilizarlos, aunque la mayoría de las veces, ellos ni siquiera pueden responderles.
“Todo lo que sucede es muy fuerte desde el punto de vista emocional. Una compañera, de 37 años, estuvo internada acá. Yo le preguntaba si me escuchaba y ella, como no me podía responder, se ponía a llorar. Cuando los pacientes están más lúcidos, los hacemos hablar por teléfono con sus familiares, les contamos cómo están, los distraemos con chistes, les ponemos música y les dejamos la televisión encendida”, cuenta.
“Tenemos un equipo de rehabilitación increíble y todos trabajamos a la par: médicos, enfermeros, kinesiólogos, asistentes de limpieza... Todos ponemos nuestro granito de arena para que el paciente salga adelante: todos, desde la señora que limpia, que saluda y le habla al paciente, hasta el médico. Los enfermeros estamos las 24 horas al lado del enfermo, les mostramos las fotos de sus familiares y les leemos las cartas que les mandan. Es muy emocionante”, expresó.