Los dispositivos explotaron de manera simultánea, dejando al menos 12 muertos y 2.800 heridos. Los detalles y el impacto estratégico de una operación que amenaza con intensificar el conflicto en Medio Oriente.

En una acción sin precedentes que generó un gran impacto en todo el mundo, Israel penetró el sistema logístico de Hezbolá y modificó los beepers de sus miembros en Líbano y Siria para hacerlos estallar este martes.
El ataque, que dejó al menos doce muertos y más de 2.800 heridos, desmanteló el sistema de comunicación de la milicia chií en el Líbano.
A través de una avanzada infiltración tecnológica, Israel -presuntamente, porque todavía no han reconocido la autoría aunque poca duda cabe- logró interceptar los dispositivos que Hezbolá había adquirido para proteger sus comunicaciones, detonándolos este martes de forma remota en diversas ubicaciones clave del país.
Este incidente marca un punto de inflexión en las tácticas de guerra encubierta en la región y amenaza con desencadenar una nueva escalada de violencia. Hezbolá, respaldado por Irán, ha prometido represalias contundentes tanto en el Líbano como en otros frentes de influencia.
Estos son los diez puntos destacados sobre el ataque de Israel contra Hezbolá mediante la detonación de beepers:
- Intervención en sistemas de comunicación. Israel presuntamente infiltró los sistemas de comunicación interna de Hezbolá al manipular un lote de beepers importados por el grupo chií, lo que desató la sospecha dentro de la organización sobre un posible espionaje israelí.
- Explosivos ocultos en beepers. Se colocaron entre 28 y 56 gramos de explosivos en buscapersonas fabricados en Taiwán, que Hezbolá había adquirido con la intención de asegurar sus comunicaciones, evitando el rastreo por teléfonos móviles. Los explosivos, presuntamente intervenidos por la agencia de espionaje israelí Mossad, fueron implantados junto a la batería de cada uno de los beepers con un mecanismo para poder detonar de forma remota.
- Detonación simultánea. Alrededor de 3.000 beepers estallaron simultáneamente a las 15.30 en varias zonas del Líbano, especialmente en el sur del país y los suburbios meridionales de Beirut, causando la muerte de al menos doce personas y más de 2.800 heridos.
- Plan a largo plazo de Israel. Según fuentes de inteligencia, Israel no planeaba detonar los explosivos en ese momento, sino justo antes de lanzar una ofensiva más grande contra Hezbolá, para mermar sus capacidades de comunicación y causar un mayor impacto estratégico. Pero las sospechas dentro de Hezbolá de que Israel había intervenido sus sistemas de comunicación interna precipitaron el ataque.
- Manipulación en la cadena de suministro. Los beepers fueron manipulados en un país cercano antes de llegar al Líbano. Los explosivos fueron instalados por el Mossad, la agencia de inteligencia israelí, en una sofisticada operación de espionaje que penetró profundamente la logística de Hezbolá.
- Impacto moral y operativo en Hezbolá. El ataque reveló las vulnerabilidades de Hezbolá, afectando su moral y desarticulando sus comunicaciones, dado que la milicia había adoptado estos dispositivos para evitar la interceptación de llamadas y localización por GPS.
- Reacción de Hezbolá. En respuesta, el grupo chií libanés emitió una amenaza de represalia contra Israel, prometiendo un “justo castigo” y afirmando que el ataque fortalecerá su “voluntad e insistencia” en la resistencia y la lucha.
- Negación de responsabilidad por parte de Estados Unidos. La Casa Blanca negó cualquier implicación en la operación, al tiempo que desplegó esfuerzos diplomáticos para contener una posible escalada de violencia en la región.
- Cambios en la dinámica del conflicto. Este ataque marca un cambio en la naturaleza de la guerra encubierta, utilizando dispositivos tecnológicos no solo como herramientas de espionaje, sino también como armas letales, lo que podría redefinir las estrategias de ambos bandos.
- Repercusiones regionales. El ataque ha sacudido no solo a Hezbolá, sino también a sus aliados en Siria, Gaza e Irak, con preocupaciones sobre cómo podría escalar el conflicto en Medio Oriente. Se espera una respuesta coordinada por parte de Irán y sus aliados, lo que podría provocar un nuevo ciclo de violencia.