Son más baratos que las últimas impresiones que encargó Alberto Fernández, que dejó una deuda con China y Malta.

El Banco Central anunció a principios de mayo la puesta en circulación del nuevo billete de $ 10.000, al que en el tercer trimestre del año se le sumará el de $ 20.000.
El Gobierno había anunciado a principios de año la colocación en el mercado de estos nuevos papeles con el objetivo de “facilitar” las transacciones en el contexto de alta inflación que atravesaba el país.
Para imprimir estos billetes, el Banco Central contrató a dos clientes en el extranjero: China Banknote Printing and Minting Corporation (que confecciona los billetes de $ 10.000, que llevan el rostro de Manuel Belgrano y María Remedios del Valle; y el de $ 20.000, con la cara de Juan Bautista Alberdi) y a Crane Currency Malta Limited (que también imprime otra parte de los papeles de $ 10.000).
El Central encargó en total 1.190 millones de billetes de ambas denominaciones, que se dividirán de la siguiente manera:
- 960 millones de billetes de $ 10.000 (promedio de 21 billetes por argentino).
- 230 millones de billetes de $ 20.000 (promedio de 5 billetes por argentino).
En el gobierno anterior, el Banco Central contrataba a la Casa de Moneda para que esta se encargue de la impresión de billetes. Como la demanda era tan alta, se debió subcontratar a otras casas de moneda en el exterior.
En marzo, se supo que la gestión anterior dejó una importante deuda con China y Malta por la impresión de esos papeles. Se estima que con el primero asciende a 24 millones de dólares, mientras que con el segundo ascendía a 11 millones de dólares.