El pasado sábado se cumplieron 40 años de la Gesta Heroica de Malvinas, en la que una generación de argentinos demostró su temple en guerra frente a un enemigo abrumadoramente superior en tecnología, preparación y logística.

Más allá de las circunstancias de la época -que la historia juzga y seguirá juzgando-, es realmente lamentable que algunos partidos y políticos sigan utilizando a los veteranos para sus delirantes definiciones y sus berrinches antipatrióticos, tal como lo hizo el concejal del Frente de Izquierda, Gastón Remy, durante su intervención en el homenaje que les hizo el Concejo Deliberante de nuestra ciudad.
Circula por redes sociales una versión editada de esta intervención en la que se presentan recortes, quizás malintencionadamente desordenados por el editor, que reproducen las palabras que hicieron más ruido: "… una dictadura que utilizaba a este mismo ejército en una guerra genocida… que envió a la guerra a una mayoría de jóvenes conscriptos… que se rindió ante el ejército inglés sin presentar batalla".
Claro que está también disponible la versión completa de la alocución en la que se puede apreciar el mensaje sin descontextualización y en donde queda claro que cuando habla de la "rendición sin presentar batalla" lo hizo en referencia al ex capitán Alfredo Astiz, que se rindió en las Georgias del Sur en los primeros días de las acciones bélicas.
Para el espectador o lector avezado, es claro el mensaje que aparece velado entre palabras que el editor, malintencionadamente o no, logró rescatar en la versión corta -y desordenada, hay que decirlo- que circula por internet.
Concepto que es el común denominador en el discurso de los sectores más ideologizados: la Izquierda y otros, que nunca desaprovechan la ocasión para victimizar o revictimizar -como está de moda decir hoy- a los veteranos, al referirse a ellos como “pobres chicos conscriptos” y asociarlos, de paso, con torturadores y genocidas que se rindieron.
Es deplorable que de todos los oficiales que demostraron heroísmo en la guerra -no alcanzaría el acotado espacio de esta columna para mencionarlos a todos- se emblematice la figura de Alfredo Astiz, que efectivamente se rindió, en vez de la de Owen Crippa, enfrentando con su avión a la flota invasora.
O la de Aldo Rico, al frente de los comandos que vendieron muy cara su rendición, o -ya que el ánimo del zurdo siempre estará a favor de los proletarios- la de Oscar Poltronieri, resistiendo al enemigo por 48 horas con su MAG, permitiendo el repliegue de sus compañero y recibió las máximas condecoraciones a valor en batalla, tanto por la República Argentina como por el Reino Unido.
Astiz es más útil y su rendición -hay que estar en los zapatos de un oficial que toma la decisión más amarga e impensable para quien juró dar la vida por la Patria- no puede ser otra cosa que cobardía… y ésta cobardía hay que trasladársela a todos.
La Izquierda no pierde oportunidad para asociar a las Fuerzas Armadas argentinas pasadas, presentes y futuras a los crímenes que cometió la dictadura militar durante aquel nefasto período del Proceso de Reorganización Nacional. Por eso, de vez en cuando, se escuchan estas deplorables aseveraciones, sobre todo en los aniversarios del Día del Veterano y los Caídos, en los que se recalca esta asociación de las Fuerzas Armadas con el terrorismo de Estado y los crímenes de lesa humanidad en el marco de la guerra antisubversiva de los años '70.
No superan el hecho de que la intención revolucionaria haya fracasado estrepitosamente en el país. Sin decirlo expresamente, pareciera que festejan la derrota de Malvinas, y hasta les gustaría que el resultado hubiera sido peor, tal como expresó alguna vez Hebe de Bonafini, cuando en una de sus odiosas diatribas de los jueves dijo que los que participaron de la guerra "eran todos fachos y no debería haber vuelto ninguno".
No sorprende que quienes no sienten ni siquiera respeto por los símbolos patrios, los que se niegan a cantar el Himno Nacional o a formar parte de la escolta de izamiento de las banderas, o los que tunean innecesariamente los juramentos de ley, desprecien de esta manera a los Veteranos de Guerra y utilicen este día para ningunearlos en sus pontificaciones.
Y si bien es muy posible que la derrota de Malvinas haya acelerado la caída de la dictadura militar, y si fue así es algo para celebrar… pero no justamente un día que debería ser exclusivamente para recordar a los héroes, tanto a los que aún están con nosotros como a los que dejaron la vida en las islas, sean soldados, oficiales o civiles al servicio de las Fuerzas Armadas. Dejen eso para el 16 de junio.
Rescato que fue casi unánime el repudio del oficialismo provincial a las despreciables expresiones del concejal Remy.
No obstante, lamentablemente, desde el kirchnerismo no se dijo nada al respecto. Silencio total de las Carolinas Moisés o de los Guillermitos Snopek, casi en complicidad. Simplemente se limitaron a colgar flyers conmemorativos en sus muros y a resaltar la figura de la jefa que, como no podía ser de otra manera, tuvo su propia edición del Día de los Veteranos, donde se apropió del protagonismo de la fecha, desvirtuándola, haciendo que un diputado veterano de guerra la llame "mi presidenta".
Solía sentenciar mi padre que el Día de la Madre o el Día del Padre debería ser todos los días… y así debería ser con el Día del Veterano.
Todos los días deberían ser honrados en vida. Mejor que decir es hacer. Y lo digo a pocos días de que el Gobierno Nacional haya otorgado una indemnización de 12 millones de pesos a Nacha Guevara por su exilio durante la década del '70 que comenzó en tiempos del gobierno de Isabel Perón.
¿Con cuánto más habría que premiar a nuestros héroes por su entrega y patriotismo? Que el Día del Veterano y los Caídos en la Guerra de Malvinas no se convierta en una fecha de utilización y manipulación política, en la que se gasta más recursos, esfuerzos y energía en pronunciar delirios ideológicos que en las tristes distinciones que a veces se otorgan a estos héroes vivientes, a modo de lavar la culpa por ignorarlos el resto del año y por utilizarlos políticamente.